Goleada del Sevilla Atlético, 4-0, al cuarto clasificado de la liga, el San Roque de Lepe.

Exhibición, una más, de los pupilos de Ramón Tejada, a base de un grandioso despliegue de fútbol, presionando a muerte, tocando el balón sin cesar, con un juego de altísima intensidad y ganas...

Un partido propio de los que, afortunadamente, nos tiene este filial acostumbrados esta temporada.

El balón, desde el comienzo del encuentro, fue para los chavales del Sevilla quienes maduraban el choque de una manera brutal, avisando al conjunto lepero de lo que se les venía encima.

Y el vendaval franjirrojo tocó cima en el minuto 35, donde una falta de Luis Alberto (¡qué barbaridad de futbolista!) fue tocada en el segundo palo por Bernardo y Rodri, con una chilena de las que les gusta, alojó el esférico dentro de la portería rival. 1-0.

La cosa no quedó ahí, pues a la jugada siguiente, un centro perfecto de Ríos (parece que vuelve a ser el gran futbolista que veía en juveniles, cosa de la que me alegro mucho) al área chica es nuevamente rematado al fondo de las mallas por Rodrigol. Y ya van 19 goles para el de la Motilla.

Pero como estos chavales del Sevilla Atlético no saben hacer "otra cosa" más que dar espectáculo, y en el fútbol espectáculo significa goles, pues el tercero llegó al minuto. Jugadón entre Luis Alberto y Campaña que el de San José del Valle la ponía en la escuadra izquierda del portero rival.

Antes de empezar la segunda mitad, presagiábamos los allí presentes un segundo tiempo de calma, control y de dejar pasar los minutos esperando el pitido final...

Pues resulta que, al minuto y cincuenta segundos, el Sevilla Atlético creó tres ocasiones claras de gol. Lo pensado por todos en el descanso se nos quitó de la cabeza. El filial disfrutaba en el campo, y la afición en la grada.

Y, amig@s míos, quedaba la obra de arte de la mañana, de la temporada y del año. A Luis Alberto le da por coger el balón en la banda izquierda y espera la llegada del defensa rival. Le parte la cintura con el movimiento de pies y balón, le enseña la pelota, se la esconde, por aquí, por allá. Lo deja tirado y se dispone a entrar en el área. Pero no, vuelve a esperar al rival, al que vuelve a regatear y, desde el lateral del área le pega un zapatazo a la escuadra más lejana a su posición, donde ni siete porteros juntos pueden alcanzar.

La afición no sabía que hacer: gritar gol, aplaudir, secarse la baba, sacar el pañuelo, gritar ¡torero, torero!...

A todo esto, los titulares del primer equipo en el partido contra el Atlético de Madrid postrados en una valla aprendiendo a jugar al fútbol, deleitándose con la maravilla de partido del filial.

Negredo aplaudiendo, Rakitic con las manos en la cabeza, Medel asombrado, Escudé riendo...

... y Manzano en el palco.

Espero que este hombre, de una vez por todas, se dé cuenta de que algunas de estas joyas se merece ya una oportunidad en la primera plantilla, y que no quede todo como la visita turística que les hizo el día del encuentro en Cádiz.

Si con lo que vió ayer no le sirve aún para tomar la decisión y llevarla a cabo pues... sería una más de la incapacidad de este señor.

Está ante la oportunidad de colgarse una medalla, pero me da que esa medalla no descansará sobre su cuello.

Mi últimas palabras para la afición.

Magnífico el aspecto de las gradas de la ciudad deportiva. Entre el día espléndido que hizo, el color blanco y rojo que se formó y las ganas de deleitarse con el filial, se unieron las piezas necesarias para formar una estampa que los chicos de Tejada, y el propio Ramón, van a agradecer muchísimo. Equipo y afición unidos por la misma causa, hacer aún más grande el nombre del Sevilla Atlético.

Que esto no sea algo esporádico y que en las gradas de la Cisneros Palacios no quepa un alfiler los domingos a las 11:30 horas.